lunes, 18 de agosto de 2014

MOROS Y CRISTIANOS




                                                   ÁVILA                             ( Foto López Tuñas)

Pues resulta que las sociedades también tienen memoria igual que los hombres, las mujeres y los niños y aquellos acontecimientos importantes que van marcando el paso de los años definen para siempre su personalidad y su manera de ser. Estos días en Denia comienza la celebración de la Fiesta de Moros y Cristianos, con tanta tradición en diferentes ciudades españolas. Los desfiles coloristas por la calles de la ciudad al ritmo de la música y los cohetes serán de nuevo un homenaje a la convivencia de culturas y a la etapa de soberanía secular de los musulmanes en la Península Ibérica.

        ( Foto López Tuñas)
 Hoy, como preludio y en la calle Marqués de Campo, se celebra un gran concurso de paellas a leña, en homenaje al cereal que hace siglos, igual que otras tantas exquisiteces, los musulmanes han traído de Asia. Los mozos de la charanga cuelgan en las hojas de los árboles los alegres compases de Paquito el Chocolatero, mientras los grupos levantan los vasos y tararean siguiendo el ritmo al compás del pasodoble, entre el humo de las paelleras. Todos participan de la fiesta porque para ellos la fiesta no es tal si no son los protagonistas. Decenas de paellas se alinean en una gran mesa esperando el veredicto del jurado, para luego ser degustadas entre aplausos y jolgorio.

Mientras en  la laguna salobre de Calpe  los elegantes flamencos conviven con centenares de peces que a diario se mueren por un exceso de salinidad de las aguas, rodeados de millares de edificios y rotondas que ocupan todo el espacio útil y mucho más. Un lugar donde sólo queda el consuelo de degustar una fenomenal paella de señoret, mientras Luz se ríe a carcajadas de las ocurrencias que puede provocar una traidora sangría, observando los esfuerzos del Peñón de Ifach para desclavarse y ponerse a salvo del tremendo "boum" urbanístico que lo amenaza.
Toledo

Afortunadamente Altea es otra historia que huele a azahar,  donde los lienzos de colores cuelgan de las ventanas y Guadalés ( El río de los alisos) una espectacular y diminuta población entre rocas que merece visitarse.

Toledo, en el camino de regreso, ha sabido preservar su historia, crisol de las tres culturas: cristiana, musulmana y judía, donde su Escuela de Traductores ha recuparado para Europa los tratados de filósofos, matemáticos, escritores y científicos greco-latinos que los árabes tradujeron, estudiaron y comentaron y trajeron a la Península desde Oriente y aquí fueron traducidos al latín, hebreo y árabe. Una delicia pasear por sus calles y degustar los exquisitos productos que Al Ándalus nos ha dejado en herencia. 





                                                                            ( Foto López Tuñas)