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Joseba Muruzabal |
Estaba
leyendo en la prensa que acaban de aprobar un complemento extra para
las personas que reciben una pensión no contributiva, que percibirán
de forma automática antes del diez de enero, por eso me he recordado
otra vez de ti y de los que habéis contribuido a dignificar las
condiciones de vida de los ciudadanos de este país, especialmente
para las clases más desfavorecidas.
Hace
años me explicaba mi padre que él había pagado tres carreras, la
mía, la de mi hermano y su enfermedad, que había sido la más cara
de todas, pues cada vez que acudía a la consulta de un afamado
cardiólogo de Santiago de Compostela, tenía que pagar quince mil
pesetas, bastante más que el salario medio mensual de la mayoría de
los trabajadores de aquella época. También el farmacéutico le
comentaba que con media docena de clientes como él tendría
suficiente para mantener su establecimiento sanitario. Eso,
afortunadamente, ya forma parte de la Historia.
El
tiempo pasa y solamente quedan en Galicia cuarenta mil pensionistas
de aquellos que no habían podido cotizar y en España cerca de
cuatrocientos cincuenta y cinco mil, pero gracias a la
implantación de este sistema se ha podido dignificar, a lo largo de
los años, la vida de tanta gente modesta con un pasado cargado de
trabajos y sacrificios.
Me
produce lástima observar como algunos nietos de esas abuelas del
mandilón de cuadros que gracias a vuestras políticas han podido
acceder a unos estudios y profesiones vedadas a su clase social
porque eran privilegio de las familias acomodadas y que comen de los
manteles de aquellos que llamaban despilfarro a las políticas
sociales que implantasteis, se envuelven en sus fábulas para
denigrar todo un proceso democrático y de progreso social que para
sí quisieran muchos otros territorios y países.
Hace
unos meses, viajando comodamente en el AVE por la Meseta
también me acordaba de vosotros y me reía de los que hace
veinticinco años, cuando se inauguró, le llamaban “El Averías”
y las campañas de desprestigio que organizaron por este moderno
sistema de transporte que si San Cristóbal no lo remedia aún
tardará bastantes años en llegar a Galicia. Bueno, en la provincia
de Zamora ya están las traviesas esperando su colocación debajo de
las catenarias, que algo es algo.
Por
eso al leer la información periodística sobre las pensiones, me he
sentido de nuevo orgulloso de pertenecer a esa generación que ha
arrimado el hombro para contribuir, dentro de sus posibilidades, a
mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos de un país que,
durante siglos, había viajado en el vagón de cola de Europa.
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