sábado, 18 de septiembre de 2021

LAS MANZANAS DE LA CONCORDIA

 

El fruto del manzano que los romanos y los musulmanes han traído hace siglos, en los albores de la Historia ha sido considerado como el origen de las discordias. Desde el Génesis que cuenta como el hecho de que Adán comiera esta fruta prohibida supuso para el género humano la expulsión del Paraíso, pasando por la Mitología griega en la que la diosa Eris, sin haber sido invitada a la boda de Peleo y Tetis arrojó una manzana con un letrero ,”para la más bella”, con el fin de provocar una disputa entre Hera, Atenea y Afrodita y que dio lugar a la Guerra de Troya.

Pero no siempre ha sido así. Ese ocho de diciembre era día de fiesta, de la Patrona de la Infantería, y como en otras ocasiones también nos había tocado servicio de Retén, apoyo a la guardia, por eso se presentó sonriendo con el quepis lleno de manzanas, “para compensar" decía,de ahí la fotografía. Había venido desde Bélgica como uno más para cumplir con sus obligaciones militares y pronto se granjeó la simpatía y el afecto de todos los compañeros. No podíamos entender que la férrea disciplina a la que estábamos sometidos en Saboya 6 para nada influyera en su estado de ánimo, siempre tranquilo y sonriente como si aquello no fuera con él. Ni las duras prácticas militares de cada día o las situaciones más difíciles como cuando nos tuvieron todo el día formados con el quipo de campaña por una huelga de trabajadores del Metro, las maniobras en Sierra Morena, o el desfile por el paseo de La Castellana. Nada, siempre relajado y alegre.


En aquel ambiente se fraguaban las grandes amistades y no era sólo las manzanas lo que se compartía y que hacía que nos congregáramos los amigos, como cada vez que a alguno le llegaba el paquete de casa, con el jamon, los chorizos o los chicharrones que nos compensaban del tedioso ragut de cordero con patatas que día tras día constituía el rancho militar. Las salidas algunas tardes o los viajes a Madrid. Siempre juntos compartiendo nuestras preocupaciones y alegrías y que ayudaban a que fueran pasando los días hasta que pudiéramos volver a incorporarnos a la vida civil.

Como también ayudaban las cariñosas cartas que regularmente llegaban como las de mi padre, en las que me contaba los acontecimientos familiares, de los amigos o del pueblo : “El último día de las fiestas hubo toros; tocó el conjunto Los españoles y hubo un lleno completo, había gente de Santiago,Noya, Padrón y de muchos otros pueblos....”

                                  Año Nuevo                                              

Los últimos meses  coincidieron con las Oposiciones, retornar de nuevo para otro examen después de superar el anterior, pasar parte de las noches estudiando luego del toque de silencio, venciendo al cansancio debajo de una bombilla colocada sobre el armero, hasta que me quedaba dormido y me despertaba con el punto de mira de algún Cetme clavado en la nuca o las sacudidas de un Imaginaria que me decía: “Veña, deitate que logo non vas poder coa ametralladora!” Cuando nos comunicaron que teníamos diez días de permiso para ir a casa y faltaba poco tiempo para la prueba definitiva, decidí quedarme para centrarme en la Pedagogía. Me entregó las llaves del piso de su familia en Alcorcón, para que estudiara en él. Allí pasé día y noche saliendo sólo para comer y hasta que el cerebro me decía que ya no admitía más contenidos.

Luego de superar la ultima prueba regresé feliz y contento para comunicarle a mis amigos la noticia de que pronto me podría incorporar al Magisterio. Esperé en la Compañía apoyado en la litera a que volvieran del campo de maniobras y se me acercó el sargento de servicio:

- Ponte la ropa de civil y entrega todo. Os han licenciado hace diez días. Te has perdido la diana floreada y la fiesta de despedida.....

-¿Y mis amigos?

- Se han ido...

-¡Pero necesito verlos, saber donde viven...!

-Lo vas a tener difícil, se han marchado a sus pueblos....

Los años pasaron y los tiempos han cambiado, el cuartel es ahora una universidad y Leganés una ciudad. Los recuerdos y el afecto se guardaron en el alma y sólo a los más cercanos pude ver en alguna ocasión y recordar los momentos vividos, unos alegres y otros no tanto. También las maneras de comunicarse son distintas. Hace unas semanas nos encontramos en las redes sociales y nos alegramos mucho, después de tantos años hablamos de la familia, de los amigos de la mili y de lo jóvenes que éramos.

Por eso localicé la fotografía y se la envié.

¡Las manzanas de José Miguel! Le dije....





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